Panos I. Mavromatis: Los flatulentos antisistema



Panos I. Mavromatis


Los flatulentos antisistema


QUEL día de abril, dos amigos se cachondeaban, soltaban tacos, se partían de risa, caminaban y se ventoseaban. O sea, para mayor franqueza, dicho de otro modo y hablando en plata se tiraban pedos a mansalva. Se estaban pasando siete pueblos. Como niños pequeños competían para ver quién haría el mayor y más largo ruido posible con la parte final de sus intestinos. Trataban incluso de dotar a sus intentos de matices musicales. Ni ellos mismos sabían de dónde sacaban tantos gases. ¿Qué habían comido? De tanto apretar podrían haberse cagado encima en cualquier momento.

       Hacía ya un buen rato, mediodía en Exarjia, día de fiesta, que el eco de sus pedos hacía retumbar las calles desiertas y los edificios por los que pasaban mientras desfilaban riéndose como si se les hubiese escapado un gallo.

       Extraña reacción, algo como una reacción psicosomática contra el régimen. Atados de pies y manos, boca cerrada, solo su culo quedaba libre para protestar. Era el aniversario del 21 de abril.

       Habían empezado la broma con las marchas y las músicas folclóricas que se oían desde por la mañana, recordando el chiste del corneta-pedorro que tocaba a silencio y al que estaban intentando imitar.

       Únicamente que no les salió como planeaban. Entre el ruido, las risotadas y los cuchicheos, un guardián de la ley y del orden que les seguía discretamente se percató de que se trataba obviamente de disidentes y les condujo a comisaría para que diesen explicaciones por ofensa a la decencia pública.

            Les tuvieron dos horitas esperando y después, el oficial de servicio —qué escribir y cómo escribir un 21 de abril, ya se reirían de él mañana sus colegas por haber apresado a dos tirapedos en Exarjia— les hizo las debidas recomendaciones y los dejó ir.

       Ellos entendieron a la perfección que ni siquiera sus culos podían elevar una protesta contra un régimen que tenía la nariz, los ojos y las orejas metidos en todas partes. Y por más silenciosos que fuesen los pedos, el régimen los acabaría oliendo.



Fuente: Panos I. Mavrommatis, Informes Anárquicos Sobre Panfletos Doblados, [Atenas, publicación privada] 2015.

Panos I. Mavrommatis (Atenas, 1945) es un neurólogo y psiquiatra e­spe­ci­a­li­za­do en neurología pediátrica. Trabajó 30 años en el hospital infantil de Atenas P. y A Kyriakou. Ha escrito cuentos, poemas y fábulas. Textos suyos han apa­re­ci­do en publicaciones literarias, periódicos y revistas.

Traducción: Daniel Alonso Lázaro.

Revisión: Konstantinos Paleologos, Eduardo Lucena y Proyecto Grequerías.