Aléxandros Mistriotis: Su mujer lo engaña…



Aléxandros Mistriotis


Su mujer lo engaña…


U MUJER lo engaña. No sabe cómo reaccionar. El café tarda en llegar, pierde la paciencia y se levanta y se marcha. No escucha el ruido de la ciudad alrededor. Los pensamientos van muy rápido. No tiene derecho a condenarla. Procura evitar las reacciones bruscas, les tiene miedo. Le llegan imágenes rostros momentos y nuevas interpretaciones de hechos, de miradas, de conversaciones. Se enfurece, aprieta los dientes e insulta maquinalmente. ¿Le importan los niños o es una excusa? No quiere odiarla y se dice a sí mismo que no se merece que lo quieran. ¡No! Esto lo ha hecho en el pasado y es desastroso. Imagina el lecho común y siente asco y turbación, pero no quiere que se derrumbe todo lo que han construido durante estos años. Se concentra en pensamientos nobles y ello le da confianza en sí mismo. Debe por encima de todo ver cómo se sentirá al volver a verla. Igual debe provocar un shock, armar un escándalo para que vuelva el equilibrio a la relación, no le perdonaría no ser herido. Se siente cansado de todo, ¿por qué le está pasando esto, precisamente ahora? En el fondo, sin embargo, siente gratitud, algo que todavía no confiesa.



Fuente: De la colección de textos cortos inéditos Tὸ λίγο.

Aléxandros Mistriotis (Ottawa, Canadá, 1973). Creció en Atenas. Estudió Bellas Artes en Francia. Regresó a Grecia en 2004. Aparte de artista visual trabaja también en el teatro y la danza, realiza lecturas de sus textos con elementos «escénicos» y es responsable de la página web Στην Αθήνα.

Tra­duc­ción: Equipo Proyecto Grequerías: I­lek­tra A­na­gno­stou, So­fía Fer­taki, The­oni Kabra, María Karalí, Eduardo Lucena, María Malakata, Alicia Manolá, Kon­­sta­nti­nos Pa­le­o­lo­gos, Jaralambos Theodosis, Anto­nia Vla­chou. La tra­duc­ción y revisión colectivas de los minir­rela­tos es producto del taller que orga­ni­zaron y co­ordina­ron, en la a­ca­de­mia de i­dio­mas A­ba­ni­co desde octu­bre de 2018 hasta abril de 2019, Konstanti­nos Pa­le­o­lo­gos y E­du­a­rdo Lu­ce­na.