Evgenía Makariadi: Los de cuero


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Evgenía Makariadi


Los de cuero


02-MiE crié en una familia pobre y numerosa: abuela, abuelo, padres y cinco hijos, todos varones. Yo, el último.

Casi ninguno de nosotros estrenaba ropa. Los hermanos mayores heredaban la ropa vieja del padre y los menores, la de los mayores; y lo mismo pasaba con los zapatos, unas veces grandes, otras veces estrechos. Nos las arreglábamos. No me quejaba de la ropa vieja y mal combinada, ya que todos los niños del pueblo andaban mal vestidos. En cuanto a los zapatos, prefería andar descalzo más que llevar los zapatos deformados de los mayores.Hasta que fui a la escuela, donde era obligatorio que los alumnos llevaran zapatos.

       Los años iban pasando y yo los sobrepasaba a todos en altura; la ropa ya no me quedaba pero esto nunca me molestó. Mi problema era encontrar zapatos de mi número. Nadie en el pueblo usaba zapatos más grandes del cuarenta y mi número era el cuarenta y tres.

     Durante un año esperé la feria en donde me comprarían za­pa­tos. La feria, a punto de terminar, y mi padre seguía buscando zapatos de acuerdo a su bolsillo y no a mi pie. Envueltos en papel de periódico, los trajo a casa y no se dignó nunca a llamarlos zapatos, para mi padre eran «los de cuero».

       Delante de toda la familia, que me miraba asombrada —es que nunca habían visto otros zapatos más que las albarcas—, extendí mis piernas y mi padre intentaba con el calzador meterme el pie en el zapato. Me puse de pie e hice grandes esfuerzos para ponérmelos, pero no hubo manera. De­se­spe­ra­dos, clavamos la mirada en los zapatos de cuero que se negaban a caberme.

       Durante meses los pusimos en la horma, pero se quedaron del mismo tamaño. Hasta que un día mi padre tomó una cuchilla de zapatero y les hizo un corte redondeado en la punta y me los puso. A duras penas mis dedos pasaron por el agujero y, como hojas de lechuga marchitas, tocaron el suelo.

       Llevé años estos zapatos, porque como decía mi difunto padre: “Venga, hombre, son de cuero. ¿Quién tiraría unos de cuero?”.

       Hoy, cuando me miro los pies, sonrío al ver mis dedos torcidos llenos de callos.


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Fuente: Primera publicación en el blog Planodion – Historias Bonsái (10 de octubre de 2014).

Evgenía Makariadi es una escritora griega. En 2001 publicó la novela Μύριαμ και Χάννα («Mir iam y Hanna»). Sus relatos han sido publicados tanto en revistas literarias como en las páginas literarias de varios periódicos.

La traducción colectiva se ha realizado en el marco de la asignatura «Traducción literaria del griego al español» del Máster en Traducción, Co­mu­ni­ca­ción y Mundo Editorial (Universidad Aristóteles de Salónica) impartida du­rante el curso 2014-2015 por Enrique Íñiguez Rodríguez. Participaron los estu­di­antes: Vasilikí Dosemetzí, Luisa Marisol Fuentes Bustamante, Zacharoula Kampouri, Gabriela Larrieux, Giorgos Maniotis, Dímitra Pa­pa­do­pou­lou.