Alexandros Vanaryotis: Materialism

 

Alexandros Vanaryotis


Materialism


OTH OF THEM were crying for a long time, each in the other’s arms. The bank had just repossessed their house. The house they had dreamed about for years, the one they had built with love and care, the house they had raised their children in. They were crying and holding each other tightly. So tightly, as they had never held one other in the years before, the years they were together, when they dreamed and raised their children.



Source: First published.


Alexandros Vanaryotis was born in Trikala, Thessaly in 1966. He studied at the Philosophical School of Ioannina. His books are: Stories for the end of the day (2009) and The Theory of Kites (2014).

Translated from the greek by

Chris H. Sakellaridis is a poet and teacher who was born in London and grew up in Crete. He studied English at Queen Mary University, Social Anthropology at UCL and completed a Postgraduate Certificate in Education at Bath Spa. Poems and translations of his have been published in magazines and anthologies in the UK, Ireland, Spain, Italy and Greece. He has also been involved in radio production, animation and sound art.

Aléxandros Vanaryotis: Historias de la puerta


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Aléxandros Vanaryotis


Historias de la puerta

 

16-AlphaBRÍ la puerta. No me lo esperaba. No creí que viniese.

—¡Qué sorpresa más agradable!

— ¿Acaso estoy molestando?

       — No, al contrario, me apetece tener compañía ahora. María tampoco está.

       — Te había dicho que iba a pasar.

       Se sentó en el salón y me precipité a traer un dulce y preparar café.

       Cuando el lunes me lo encontré en el mercadillo, tardé en reconocerlo; había cambiado totalmente. Tampoco él me reconoció de inmediato. Durante tres años fuimos compañeros de clase en la secundaria; nos sentábamos en pupitres vecinos. Después fue a formación profesional. Y ahora de su rostro sólo quedaba aquella chispa en los ojos y la sonrisa «traviesa», como yo decía entonces.

       No oculté mi alegría. No ocurre con frecuencia volver a tener, de repente, doce años; aunque solo sea por un rato. Lo que dura un encuentro en la esquina de una calle un lunes cualquiera de todos los lunes del año. Él tenía prisa y le invité a pasar por casa.

       —¿Cuándo? —me preguntó.

       — Cuando quieras —le respondí— las puertas de mi casa están abiertas para ti.

       —¿Cuándo? — volvió a preguntarme.

       — Todas las tardes, después de las siete, estoy en casa.

       — Vale, iré.

       Vino dos días después.

       Se produjo un momento incómodo. Le pregunté por su mujer, Déspina, y sus hijos. Me respondía de modo cortante dándome la información que pedía, sin darme pie a seguir la conversación. Déspina, que era maestra, trabajaba en un pueblo cercano; iba y venía. Estaba bien. Sus hijos estudiaban, ellos también se encontraban bien.

       Dirigí la conversación a nuestra infancia, a las excursiones y a las bromas que nos gastábamos. Sonreía de manera contenida.

       — Sí, sí —decía— buenas épocas, nos lo pasábamos genial.

       Hablé incluso de la mili, le conté en tono melodramático mi vida posterior; de escuela en escuela, adversidades, peripecias en pueblos de montaña y el anhelado traslado dieciocho años después a la tierra patria, pero sin lograr que se abriera.

       Asentía moviendo la cabeza: «Sí, entiendo, situaciones difíciles, igual que Déspina».

       Se me hizo un nudo en el estómago. En algún momento me cansé y me callé. Cogí la taza de café y bebí tranquilamente, sin hablar. Se hizo un silencio. Solo se oían los coches desde la calle y la tele del vecino anciano, que la pone siempre muy alta.

       — Ya va siendo hora de marcharme —dijo y se levantó. Tengo que pasar por la casa de mi madre por si necesita algo.

       Nos paramos a la entrada y nos despedimos. Lo miré directamente a los ojos. «¿A qué se debe esta visita?», me pregunté. Él también me miró. Fue a decir algo y su voz se rompió en un sollozo. Sus ojos se llenaron de lágrimas.

       — Estoy enfermo —me dice— me han dado seis meses de vida.


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Fuente: De la colección de cuentos θε­ω­ρί­α τῶν χαρ­τα­ε­τῶν [La teoría de las cometas] (Εdiciones Παράξενες Μέρες, Atenas, 2014).

 

Aléxandros Vanaryotis (Tríkala, Tesalia, 1966). Estudió Filología Clásica en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Ioánina. Trabaja como profesor de filología griega en la enseñanza secundaria pública. Publicó las colecciones de cuentos Δι­η­γή­μα­τα γιὰ τὸ τέ­λος τῆς μέ­ρας [Cuentos para el final del día] (Εdiciones Λο­γεί­ον, Tríkala, 2009) y θε­ω­ρί­α τῶν χαρ­τα­ε­τῶν [La teoría de las cometas] (Εdiciones Παράξενες Μέρες, Atenas, 2014).

 

La traducción colectiva se ha realizado en el marco de la asignatura «Traducción literaria del griego al español» del Máster en Traducción, Co­mu­ni­ca­ción y Mundo Editorial (Universidad Aristóteles de Salónica) impartida du­rante el curso 2015-2016 por Marisol Fuentes y Gabriela Larrieux. Participaron los estu­di­antes: Elena Chatzikiriakou, Sofía Georgiadou, Paraskevi-María Krokidou, Konstantina Lazarou, Marianna Orfanidou, Katerina Pliaki, Matilde Simha, Magda Sopotinú, Anastasia Vakouftsí y Christos Vasileiadis. Revisión: Konstantinos Paleologos.